Llevo varias semanas seguidas en las que mi cuerpo pide algo nuevo, algo diferente, algo que me atraiga más de todo lo que me ha atraído durante todo este tiempo y que me haga vibrar. Obviamente, no hace falta que diga específicamente a lo que me refiero, porque creo que es algo que cualquiera con mi misma edad –o que sepa lo que es ser durante un tiempo un puro saco de hormonas- puede comprender cualquiera.
No es cuestión esta, la de lo que me atrae y lo que no, algo que deba ser de dominio público, claro está. Pero no sé, necesita desahogarme y contarlo, de la misma forma en la que necesito desfogarme. Vivo rodeado de posibles opciones a tomar, de gente que en algún momento ha lanzado el anzuelo sin que yo haya picado, y creo que, al menos en este asunto, me arrepiento. No es el realizarlo lo único que me llama, sino el probar algo distinto. El morbo de intentar hacer algo diferente.
En resumen: soy un saco de hormonas con ganas de marcha y no creo yo que eso sea algo que se vaya a ‘’arreglar de golpe y porrazo’’. Aunque bueno, si alguien se ofrece al voluntariado, pues bueno…
…aunque creo yo que no.
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